No, no te amo por lo que sos

El objetivo del ser humano, desde el punto de vista de la consciencia de su existencia y a falta de uno mayor, es ser feliz. Absolutamente todas las acciones que realizamos en la vida diaria, a corto, mediano y largo plazo, van encaminadas a este propósito, e incluso muchas veces en detrimento del bienestar de otras personas.

De este planteamiento podemos inferir que nadie busca voluntariamente aquello que le hace daño, aquello que menoscabe su propio bienestar, su propia felicidad, a menos claro, que ese daño que recibirá sea inferior al beneficio que obtendrá tras sufrirlo.

Amor

Como ya lo he expresado antes, el amor es un mecanismo por medio del cual el ser humano ha asegurado su supervivencia en el planeta, a este dato agregaré que dicho mecanismo funciona a través de un proceso biológico y hormonal de una manera bastante básica, basado en un sistema de recompensa (dopamina) que, de ser lo suficientemente buena, se reafirma creando una relación a largo plazo (oxitocina). Lamentablemente este proceso hormonal no es eterno, sus efectos duran en promedio dos años (según he leído por ahí) y, al terminarse todo este proceso bioquímico, lo único que queda es lo que se ha logrado construir en pareja, todas aquellas cosas que han forjado valor mutuo, una afinidad tan grande que puede mantener a la pareja unida por el resto de sus vidas. Pero ¿Qué pasa si no se crean estos lazos? ¿Qué pasa si la pareja se enfoca únicamente en la pasión desmedida causada por las hormonas? La respuesta es obvia, ese amor durará mientras dure este circo de hormonas.

Y para terminar de ajustar últimamente existe una fastidiosa tendencia a etiquetar al amor a través de un sinfín de requisitos disparatados que, según quienes crean y propagan estas nociones absurdas, debería de cumplir rigurosamente cualquiera que quiera llamarse a sí mismo un ser enamorado, un ser que ama. Todas estas alucinaciones no hacen más que confundir y entorpecer el proceso de amar, pues al cometer la ingenuidad de tomarlas como ley se idealizan al lado de un ser que no existe, alguien a quien no le importen en lo más mínimo sus faltas, que sea capaz de soportar sus caprichos y que las trate con un amor obsesivo digno de una película de drama-romance.

Te amo por lo que obtengo de vos

Así de cruel como pueda sonar, esta es la verdad implícita en toda relación amorosa. En el juego de la atracción y la conquista, hacemos gala de nuestras mejores características, nuestra mejor sonrisa, nuestras mejores costumbres… nuestro yo bueno. Todo esto debido a que, como seres humanos, buscamos lo mejor para nosotros mismos y sabemos que otros seres humanos buscan también lo mejor para sí mismos.

Preguntate a vos mismo: «¿Qué busco en una pareja que me haga feliz?» Te aseguro que factores que te desagraden no surgirán como respuesta. Los humanos buscamos en una pareja una suma de cualidades que necesitamos para estar a gusto con ella, cualidades que nos ayuden al objetivo propio de ser felices, cualidades por las que vale la pena soportar sus defectos.

La imperfección como bandera

A pesar de que buscamos lo mejor para nosotros mismos, porque estamos convencidos de que lo merecemos, sabemos que como seres humanos somos imperfectos y que es imposible encontrar a alguien más que lo sea, y es allí donde entra en juego el dar y recibir. Una relación saludable en pareja implica dar lo mejor de uno mismo para obtener lo mejor de la otra persona, es una relación de ajuste bilateral en la que ambos salen beneficiados a través de limar asperezas en sí mismos que saben que pueden dañar a su pareja. Una relación en la que cada una de las partes se dedica únicamente a recibir, sin preocuparse por ofrecer, está irremediablemente destinada al fracaso.

Aceptame como soy

Después de cierto tiempo de relación se van tornando cada vez más apreciables los defectos de la otra persona y, poco a poco, surge una duda natural con respecto a si se ha elegido a la pareja ideal, esta duda la resolvemos a través de la balanza entre defectos y cualidades, en la que casi invariablemente terminamos por aceptar una a una todas aquellas cosas que vamos descubriendo y que no nos agradan de la otra persona (impuntualidad, celos, mal carácter, irresponsabilidad, egoísmo, vulgaridad…), hasta que una de dos cosas suceden: o terminamos por adaptarnos a todas ellas, o nos topamos con una en particular que no podemos soportar, con la cual no podemos vivir y que, de callar ante tal falta, terminará por corroernos desde adentro, menoscabando nuestra felicidad, destruyendo la sana convivencia de pareja y, por lo tanto, acabando con el amor.

¿Debo cambiar para complacer a mi pareja?

Aunque parezca contradictorio con respecto a todo lo que he dicho hasta ahora, la respuesta es que no. Las personas no somos plastilina que se pueda moldear a sabor y antojo de manos caprichosas. No debés cambiar para complacer a tu pareja, sino para no lastimarla. Y quisiera dejar en claro que esto no es un atentado contra la individualidad y personalidad propia a la que cada persona como ser humano tiene derecho, si necesitás que tu pareja cambie en todos los aspectos para ajustarse a tus necesidades es porque en realidad estás con la persona equivocada, porque has idealizado en ella características que nunca tuvo y probablemente nunca tendrá. No es lo mismo solicitar un cambio de actitud negativa que afecta la relación directamente que exigir que le guste el mismo equipo de X deporte o el mismo género musical.

Dicho de otra forma, todo cambio que sea para bien y que represente un beneficio y hasta cierto punto un crecimiento personal es completamente justificable y digno de ser tomado en consideración.

¡Pero es que no puedo cambiar!

Como lo dije en el título anterior, no somos plastilina que pueda moldearse a sabor y antojo. Si el sujeto A tiene una característica que ni el sujeto B puede soportar ni el sujeto A puede modificar, lo más recomendable es acabar con la relación, pues la imposición por la fuerza de A o B terminará por corroer a la otra persona y destruir poco a poco todo lo bueno que juntos pudieran crear, incluyendo a sus propios hijos.

5 pensamientos en “No, no te amo por lo que sos

  1. Coño, cuanta razón, te felicito, hace 2 años ya tenías varias cosas aclaradas, espero que sigas en ese sendero de conocimiento.

    but you should stop gettin´ high (just kiddin’ )

  2. Diox, siempre eh pensado lo de la supervivencia va cogida de la mano con el amor, cierta vez lei que el «amor» es un proceso de una neurona, Saludos

  3. Eres mi ídolo, Calcu. En el momento que lo necesitaba encontré esta entrada tan congruente, afín a mis necesidades, gracias (:

Deja un comentario